Pero, ¿qué es una ronda de inversión? Y, sobre todo, ¿para qué tipo de empresas es más adecuada?
La ronda de inversión permite a una empresa captar capital de posibles inversores, dando entrada a nuevos socios que se hacen así con parte del capital social de la empresa y, en definitiva, con una porción del control. Se trata de una opción especialmente útil para empresas en ciernes o aquellas que se encuentren en fase de lanzar un producto o servicio, que estén al borde de una reestructuración por atravesar una situación compleja, las que no puedan hacer frente a sus obligaciones de pago o, simplemente, que busquen crecer o internacionalizarse.
La irrupción en el panorama empresarial de las startups ha abierto un abanico de oportunidades de negocio para las firmas de capital riesgo o los business angels.
Supongamos que tenemos una idea y que hemos conseguido que un contacto nos organice una reunión con posibles inversores. ¿Qué debemos tener presente para levantar la financiación que necesitamos? O mejor dicho, ¿qué deslices podrían poner en peligro nuestro objetivo?
Rick Frasch, consultor, inversor y socio de una firma de capital riesgo de corte tecnológico con 15 años de experiencia en Silicon Valley, cifra en 8 los errores fundamentales que suelen cometer los emprendedores en las rondas de inversión, según un artículo publicado en la revista Forbes.
1.Que nuestro “elevator pitch” supere el minuto: nuestro mensaje debe ser directo y entrar en materia de forma inmediata para captar el interés del inversor. Está comprobado que el grado de atención que nos presta un interlocutor decae a partir de los 10 segundos, por lo que resulta fundamental engancharle desde las primeras frases. Un elevator pitch eficaz debería condensar en 60 segundos la presentación de tu empresa y el plan de negocio.
2. Que la presentación resulte muy larga: si hemos superado la primera fase, todavía tenemos que convencer a los inversores con la presentación de PowerPoint. Una regla de oro es que esta nunca supere los 30 minutos, ya que está dirigida a un tipo de persona que cada día escucha un torrente de propuestas. Eso supone que disponemos de no más de 15 minutos para la presentación propiamente dicha y otros 15 para responder a las preguntas que nos planteen. Hay que estar preparados tanto para la eventualidad de que nos concedan unos minutos más o algunos menos, por lo que hay que contar los puntos fundamentales cuanto antes para que el potencial inversor los “reciba” lo antes de abandonar el encuentro.
3. No contar con un plan de negocio detallado y que se respalde en cifras concluyentes: de nada servirá haber superado el elevator pitch y la presentación si no contamos con un plan de negocio detallado que de respuesta a las dudas que se puedan plantear los inversores sobre cómo van a ganar dinero. Hay que dedicar tiempo a diseñar un plan de negocio que sea capaz de contestar a estas preguntas básicas:
- La necesidad que cubre nuestra empresa
- El público potencial al que va dirigida nuestra oferta
- Nuestra ventaja competitiva
- Los beneficios que esperamos obtener y un coste realista de la puesta en marcha de la empresa
- El equipo directivo que la integra
- Una posible salida de los inversores
4. No prever una buena estrategia de escape a los inversores: la mentalidad del emprendedor y del inversor son diametralmente opuestas. Mientras el primero se lanza a la piscina para crear algo que perdure y que ayude a convertir el mundo en un lugar mejor, el inversor busca recuperar su dinero y lograr réditos lo antes posible. Por lo tanto, hay que contar cómo se va a monetizar el proyecto y de qué manera podría el inversor retirarse pasado un tiempo. Este es un error que puede poner todo en peligro: hay que ponerse en la piel del inversor e intentar dar respuesta a sus necesidades, y ser capaces de poder explicarle qué otras fórmulas –licencias, venta estratégica a una compañía de gran tamaño– se pueden contemplar para que logre recuperar su inversión.
5. Obligarle a firmar un acuerdo de confidencialidad: para el emprendedor puede tratarse de una cuestión de principios, pero obligar al inversor a firmar un acuerdo de confidencial puede eliminar nuestras posibilidades de obtener financiación. Un inversor profesional probablemente haya oído hablar de un proyecto similar con anterioridad, y oirá nuevas propuestas en torno a la misma idea en el futuro, por lo que no querrá arriesgarse a firmar un contrato que pueda ponerlo en una situación jurídica compleja en caso de que no fructifique el acuerdo.
6. Intentar llamar su atención vía correo electrónico: a los inversores profesionales y business angels no les interesan los proyectos que han sido ofrecidos a otros. Por lo tanto, nunca hay que intentar llegar a ellos contándoles tus propuestas a través del teléfono o el correo electrónico porque, sencillamente, lo considerarán publicidad no deseada. Por lo tanto, hay que tener en cuenta que las dos únicas vías en las que podremos acceder a una ronda de financiación es bien porque alguien que conoce al inversor nos recomienda, bien porque ha escuchado hablar de nuestro proyecto en alguna sesión de networking o evento para emprendedores de los muchos que se suelen organizar.
7. Discutir sobre el valor de la empresa durante las negociaciones: el inversor profesional está acostumbrado a calcular el valor de una empresa, por lo que resulta poco apropiado discutir con él sobre una cuestión que maneja al dedillo. Conviene esperar a que de forma natural saque él el tema para empezar a negociar la valoración y el precio en el contrato.
8. No escuchar: es importarte ser capaces de dejar el orgullo de lado y estar abiertos a las sugerencias que el inversor pueda hacer. En una ronda de inversiones se plantearán muchas cuestiones para analizar la mejor manera de estructurar la inversión, pero algunos emprendedores se muestran absolutamente cerrados a ningún cambio en relación al modelo de negocio que tenían en mente, lo que provocará la estampida del inversor. Muéstrate abierto a sus propuestas ya que, probablemente, sirvan para mejorar tu propio proyecto.
Como hemos visto, superar una ronda de inversión con éxito no resulta sencillo. Además de ser un buen orador, hay que contar con el mejor proyecto, algo que sólo consiguen las grandes startups. Es el caso de Billin, que logró levantar un millón de euros en su primera ronda de inversión. Por ello queremos invitarte a conocer esta herramienta que te permite gestionar tus facturas de manera eficiente y cobrar a tiempo, y a descubrir todo lo que puede hacer por tu negocio.